sábado, 13 de abril de 2013

Despues que murio mi abuelita Isabel... tome por sorpresa a mi papa...y le pedi que me recitara estos versos:


como lo hubiera hecho la abuelita, con ese acento dulce y andaluz que ya comenzaba yo a extrañar...
-No me hagas esto Anita!- me dijo- pero creo que fue un consolarnos mutuamente por la perdida... 
Sin embargo como yo insistiera el asintió, ahora tienen otro sabor...
Es como que regresaran ambos a consolarme.
Y la Rosa otro significado.

LA ROSA DEL JARDINERO (Álvarez Quintero, Serafín y Joaquín)

  Era un jardín sonriente;
era una tranquila fuente
        de cristal;
era a su borde asomada,
una rosa inmaculada
        de un rosal.

Era un viejo jardinero
que cuidaba con esmero
        del vergel,
y era la rosa un tesoro
de más quilates que el oro
        para él.

  A la orilla de la fuente
un caballero pasó,
y la rosa dulcemente
de su tallo separó.
Y al notar el jardinero
que faltaba en el rosal,
cantaba así, plañidero,
receloso de su mal:

  —Rosa la más delicada
que por mi amor cultivada
        nunca fue;
rosa, la más encendida,
la más fragante y pulida
        que cuidé;
blanca estrella que del cielo
curiosa del ver el suelo
        resbaló;
a la que una mariposa
de mancharla temerosa
        no llegó.

  ¿Quién te quiere? ¿Quién te llama
por tu bien o por tu mal?
¿Quién te llevó de la rama
que no estás en tu rosal?

  ¿Tú no sabes que es grosero
el mundo? ¿Que es traicionero
        el amor?
¿Que no se aprecia en la vida
la pura miel escondida
        en la flor?
¿Bajo qué cielo caíste?
¿A quién tu tesoro diste
        virginal?
¿En qué manos te deshojas?
¿Qué aliento quema tus hojas
        infernal?
¿Quién te cuida con esmero
como el viejo jardinero
        te cuidó?
¿Quién por ti sólo suspira?
¿Quién te quiere? ¿Quién te mira
        como yo?


  ¿Quién te miente que te ama
con fe y con ternura igual?
¿Quién te llevó de la rama,
que no estás en tu rosal?

  ¿Por qué te fuiste tan pura
de otra vida a la ventura
        o al dolor?
¿Qué faltaba a tu recreo?
¿Qué a tu inocente deseo
        soñador?
En la fuente limpia y clara
¿espejo que te copiara
        no te di?
¿Los pájaros escondidos,
no cantaban en sus nidos
        para ti?
¿Cuando era el aire de fuego,
no refresqué con mi riego
        tu calor?
¿No te dio mi trato amigo
en las heladas abrigo
        protector?
¿Quién para sí te reclama?
¿te hará bien o te hará mal?
¿Quién te llevó de la rama
que no estás en tu rosal?


Así un día y otro día,
entre espinas y entre flores,
el jardinero plañía
imaginando dolores,
desde aquel en que a la fuente
un caballero llegó
y la rosa dulcemente
de su tallo separó.

Y luego le pedí que me recitara este, era un viejo libro de escuela suyo...(En este veo a mi abuelita y a mi papa huérfano a los diez años...hacia tanto tiempo que lo buscaba en internet y ¡finalmente lo encontre!)



La Guaja (de Vicente Neira) 
Ven acá granuja
¿Dónde andas so guaja?
hoy te mondo los huesos a palos.
No llores ni huyas por que no te escapas
yo no sé lo que hacer ya contigo
me tienes mú jarta.
¡A tí ya no te valen palabras,
a tí ya no te valen razones
ni riñas ni encierros ni golpes ni nada!

Te dije al marcharme:
levántate pronto y estira esos huesos
y dobla las mantas y enciende la lumbre
y arrima el puchero y enjuaga las ollas
y barre la casa

Y vengo y me encuentro, ¡grandísimo pillo!
la lumbre sin brasas,
la puchera sin caldo ni prigue,
la vivienda peor que una cuadra,
la burra sin pienso
las pilas sin agua

¿Segaste la hierba?
¿Trajiste la paja?
¿Regaste los tiestos?
¿Cerniste la harina?
¿Clavaste la estaca?
¿Comió la cordera?
¿Bebió la lechona?
¿Cogiste los huevos?
¿Mudaste la cabra?
hum!

¿Y a tí qué te importa?
¿para que quieres cansarte?
si aquí está la burra que todo te lo jaga

Te piensas granuja
que al estar tu madre jechita una negra
quemándose el alma
mientras tu me malgastas el tiempo
que dá más que lástima

Jecho un ropa suelta...
hecho un rajamantas...
por esas callejas detrás de los perros
por esos regatos tirando a las ranas
o cogiendo nidos en las zarzamoras

¡Qué así estás de lindo grandísimo guaja!
¿Y ese siete tan guapo en la blusa?
¿Y esos pantalones tan llenos de manchas?
¡hum!
¡que gorra más limpia!
¡que medias tan majas!
¡que pelos tan lindos!
que cuello, que puños, que codos, ¡que mangas!

Yo no sé lo que hacer ya contigo
me tienes muy harta

De sobra conoces que somos solitos...
que ya no tenemos quien nos lo ganaba...
que la vida de toditos los pobres es vida de lágrimas...
¡pero ni por esas!
a tí que te dejen roncando en la cama
y te pongan la mesa tres veces
y rueden los días y viva la holganza

¡Súbete esos calzones so pillo!
¡átate esos zapatos so randa!
límpiate esos mocos, lávate esa cara
y vete ahora mismo donde no te vea
que me tienes, me tienes muy harta

Te aseguro chiquitín
te aseguro que esto te se acaba
Endende mañana ¡a la cola del burro!
Conmigo a la plaza, conmigo al molino,
conmigo a la jaza
a sudar fatigas, a mojarte el alma,
ya verás las penitas que cuesta...
ya verás con que ahogo se gana este pan
que tan comodamente, ¡a lo bobo!
¡a lo bobo te zampas!
y ahora ¡A la cama!, ¡A la cama!

La aurora se acerca espléndida, diáfana,
lentamente despliegan las nubes su manto de escarcha,
la madre afanosa se tira del lecho
y sus toscos aperos prepara
que ya espera más ruda que nunca la brega diaria.
Cariñosa y tierna se acerca
hasta el lecho donde el niño
cándido, tranquilo descansa,
un instante contempla amorosa
su faz sonrosada
y después...


Con cariño ferviente
dando un beso en sus labios exclama:
¿Yo turbar este sueño tan dulce?
¡no fuera quien soy ni tuviera entrañas!...
¡juega, brinca y destroza hijo mío!...
¡tu madre lo gana!



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