jueves, 27 de junio de 2013

No te cases Anita-me aconsejaba mi padre...-casarse es tomarse la vida en serio...

Y la vida es demasiado corta para tomarsela demasiado en serio...
Les Luthiers lo dicen asi:
No te tomes la vida en serio, al fin y al cabo no saldrás vivo de ella :)
Sin embargo:
 Y donde las ovejas dan las gracias... siempre hay un coyote escondido...jajaja!

 O como dice una sobrina mía Polita Kreibhom que con gran tino expresa en su Face:
No podía faltar en esta entrada este pecador:

¡De palabra, pensamiento y omisión...!
Y si: pecando estamos Oscar que le vamos a hacer,¡pues!...
Foto: En cierta medida, todos nos enamoramos de imágenes. Llevamos esas imágenes dentro de nosotros, esperando encontrar su equivalente en el mundo externo. Por lo general buscamos a alguien para reflejar nuestra propia imagen o para repararla. Un tipo de amor busca un espejo, mientras que el otro trata de encontrar una pieza faltante. En ambos casos hay una sensación subyacente de necesidad. Al sentirnos incompletos tratamos de reforzar nuestras carencias a través de otra persona.“Si deseas sentir el amor tal como lo siente Dios, debes llenar todos tus vacíos, porque Dios solamente puede amar a partir del estado de plenitud”, aconsejaba Merlín. Ser el amante perfecto implicaría no tener ninguna debilidad o herida secreta que queramos que alguien nos remiende. El primer paso es indagar cuáles son nuestros vacíos y el segundo es llenaremos con el Ser o la esencia. Este proceso suele denominarse aprender a amarnos a nosotros mismos, aunque hay que tener cuidado con ese término. Muchas veces se lo toma como sinónimo de aprender a amar la imagen que cada uno tiene de sí mismo. A los ojos del mago, la imagen de uno mismo no es otra cosa que el ego; es la negación tras la cual se oculta el vacío de nuestras carencias. Sería más acertado decir que el verdadero proceso de aprender a amarnos a nosotros mismos es aprender a amar nuestro Yo, es decir, nuestro espíritu.

Deepak Chopra
Arte Mateo Arfanotti
En cierta medida, todos nos enamoramos de imágenes. Llevamos esas imágenes dentro de nosotros, esperando encontrar su equivalente en el mundo externo. Por lo general buscamos a alguien para reflejar nuestra propia imagen o para repararla. Un tipo de amor busca un espejo, mientras que el otro trata de encontrar una pieza faltante. En ambos casos hay una sensación subyacente de necesidad. Al sentirnos incompletos tratamos de reforzar nuestras carencias a través de otra persona.“Si deseas sentir el amor tal como lo siente Dios, debes llenar todos tus vacíos, porque Dios solamente puede amar a partir del estado de plenitud”, aconsejaba Merlín. Ser el amante perfecto implicaría no tener ninguna debilidad o herida secreta que queramos que alguien nos remiende. El primer paso es indagar cuáles son nuestros vacíos y el segundo es llenaremos con el Ser o la esencia. Este proceso suele denominarse aprender a amarnos a nosotros mismos, aunque hay que tener cuidado con ese término. Muchas veces se lo toma como sinónimo de aprender a amar la imagen que cada uno tiene de sí mismo. A los ojos del mago, la imagen de uno mismo no es otra cosa que el ego; es la negación tras la cual se oculta el vacío de nuestras carencias. Sería más acertado decir que el verdadero proceso de aprender a amarnos a nosotros mismos es aprender a amar nuestro Yo, es decir, nuestro espíritu.

Deepak Chopra

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