sábado, 23 de abril de 2016

Mi mama y el buggy Puelche...

 Habia conseguido después de muchos años de ser  ama de casa... poder irse a descansar a su trabajo (como bromeaba conmigo:- Me voy a descansar al trabajo, Anita)...
Cuando me puse de novia con Jose ella decía que se iba a comprar (lo cual con su sueldo era casi imposible) un Buggy (que venían para armar y se lo iba a dar a Jose para que se lo armara e iba a aprender a manejar) Finalmente encontré la historia de este autito con el que soñaba poco tiempo antes de morir...
Este otro me pareció bello también y parece ser que lo fabrican los mexicanos (en la actualidad):
Tomo prestada la historia de los Cuadernos de Izquierda (un blog que encontré de casualidad y que dice así:

A cuarenta años del Buggy Puelche *

Por Alberto Franzoia

El 16 de febrero se cumplieron cuarenta años de un sueño en el mundo de los fierros autóctonos: montar una fábrica de autos nacionales en La Plata. Eso ocurrió exactamente en la localidad de Gonnet, que pertenece al partido platense y se ubica a seis kilómetros al noroeste del centro de nuestra ciudad. Gonnet es conocida por muchos compatriotas por ser sede de la famosa República de los Niños, construida durante la presidencia del General Perón (1951) y, según cuentan, fuente de inspiración de Walt Disney para la creación en California, unos cuatro años después, del parque temático Disneylandia.

Fue aquel ya lejano día de febrero de 1971 cuando el primer Buggy Puelche vio la luz. Se trataba de un auto que tomaba como modelo a otro creado en California (Gonnet y California cruzaban otra vez sus historias) por Bruce Meyers, pero diseñado y producido íntegramente en nuestro país, Los motores empleados eran los mismos con los que Renault equipaba sus modelos Dauphine y Gordini, de 850 cc, montados atrás, e iban combinados con un sistema de caja-puente con cañoneras y palieres estriados. El mayor responsable de ese sueño convertido en realidad fue Juan Garbarini, quien cuarenta años después, en una noche de reencuentros y recuerdos que se sucedieron sin solución de continuidad en el Centro de Fomentos de la mencionada localidad platense sostuvo: "Fue un sueño del que lamentablemente tuvimos que despertar pero que no morirá jamás porque fue una verdadera hazaña y recordarla hace que la llama del Puelche se mantenga viva".

Efectivamente fue un grupo de convencidos, con Garbarini a la cabeza, los que comenzaron en forma precaria a materializar la idea, pero la fuerza de la convicción pronto transformó el sueño en una empresa con cuarenta trabajadores que llegó a producir en cinco años 1500 unidades de las dos series lanzadas al mercado. Dijo Garbarini: "Éramos muy jóvenes y empezamos en un garaje familiar que nos prestaron para poder desarrollar el chasis. Teníamos tantas ilusiones y tantas ganas que en poco tiempo logramos algo que parecía increíble: montar una fábrica de autos en La Plata con 40 personas y un ritmo de producción impresionante que generaba muchísimos puestos de trabajo dentro y fuera de la línea de montaje",

Sin embargo, en 1976 la larga y oscura noche que cubrió toda la extensión de nuestra Patria también logró sepultar ese sueño de productores nacionales. Fueron años en los que la oligarquía argentina en sociedad con la burguesía imperialista del Norte logran imponer a sangre y fuego el modelo neoliberal que luego padecimos por muchos años, aún en democracia. Exportar productos del campo con poco valor agregado, importar bienes industrializados, contraer deuda (tanto privada como estatal) y dedicarse a la especulación financiera, esa era la consigna de los descendientes del modelo “civilizador” sarmientino.

Claro que la consigna no resultaba caprichosa, ya sabemos que la existencia de una clase obrera numerosa y politizada como la argentina constituía para los intereses de las clases dominantes un “tumor” que debía ser extirpado; la metáfora más común por aquellos días era la metáfora de “la sociedad enferma”. Entonces los cirujanos procedieron en consecuencia. La desindustrialización forzada por una política conducida desde el Ministerio de Economía por Alfredo Martínez de Hoz, e impuesta por las armas asesinas de militares ajenos a la construcción de una Nación, fue la solución quirúrgica reclamada por oligarcas y burgueses imperialistas. Dijo Garbarini al respecto: "La mala política y la mala economía nos obligaron a cerrar la fábrica en 1976 y para nosotros fue una herida que todavía sangra. Pero nos reconforta ver que el resultado de aquel trabajo sigue vigente en quienes llevan al Puelche en el corazón".

El próximo 24 marzo se cumplen 35 años del inicio de aquella tragedia que, justo es reconocerlo, había tenido algunos inconfundibles adelantos (tanto en el plano económico con Celestino Rodrigo, como en la criminal represión estatal con las Tres A) durante la gestión de Isabel Martínez. Sin embargo, más allá de la destrucción de la industria argentina y el genocidio que sistemáticamente se instalaron desde marzo de 1976, los “civilizadores” no contaban con la fuerza imparable de nuestras más racionales certezas, ni con el fuego siempre vivo de nuestros corazones. Es por ello que estamos otra vez construyendo la historia, y quizás, en un futuro no muy lejano, otros sueños similares al Buggy Puelche de La Plata se multiplicarán por el amplio territorio de nuestra Patria.

Este artículo se produjo con datos extraídos de las siguientes páginas:
http://www.eldia.com.ar/edis/20110316/el-buggy-leyenda-platense-ya-cumplio-cuarenta-anos-informaciongeneral0.htm
http://libros.gratisespanol.info/el-buggy-historia-modelos

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