Ella quería experimentar y se lanzaba sin mas a la piscina ( con solo dos o tres añitos) del aeropuerto Benjamín Matienzo en San Miguel de Tucuman cinco minutos antes de que emprendiera el vuelo... y la azafata presurosa la arropo con una frazadita y se la entrego a mi mama para que no se resfriara...
Eran esos instantes mágicos en los que yo la miraba y de repente allí estaba la respuesta:
-¿Por que lo hiciste?- le decía en un susurro ya acomodadas en los asientos del vuelo de Aerolineas Argentinas... después de haber jugado un rato a gritar imitando el sonido que hacia el avión al despegar... y después de que nuestro papa ya se había calmado y sentenciado:
-Tenia que ser ¡el Campanazo!- que así la designaba el a ella cada vez que hacia una de sus impredecibles travesuras...
Y ella al oído... sentenciaba cómplice:
-Es que quería ver los pescaditos ¡mas de cerca!
Años mas tarde Valentina su nena en el casamiento de Alejandro; quería tirarse a la piscina como lo hicieron Alberto y otros invitados... y ella le decía reprendiéndola porque lloraba (yo tentada estaba de ayudarla a tirarse aunque era de noche... pero mi marido no me lo hubiera permitido)...
-Hija ¿ a quien habrás salido? yo no era así...
Y nos mirábamos con mis otras hermanas y nos sonreíamos...
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