De repente veo que de algún modo la historia de mi papa se
UNE con la de Evita ¿o no?...
Ustedes dirán...
Al comienzo de este siglo veía (por su parecido con el genial Tato Bores...y al mismo tiempo, por que me hacia reír con sus ocurrencias...como aquella de vestirse como un Bebe y acostarse en una cuna durante su programa: al periodista Jorge Lanata)
Mi marido, en cambio, viéndome como me divertía, rabioso o ¿celoso? (porque le gusta controlarme... es parte de su personalidad... bastante contradictoria) insistía en que debía escuchar a Nelson Castro...ese si que es: ¡un gran periodista!
Últimamente le hago caso y es así como me llamo mucho la atención, el reportaje que le hiciera, para el aniversario de los sesenta años de su muerte, a Maria Eugenia Alvarez: la enfermera en la que Evita confiaba plenamente...
Maria Eugenia dijo, por primera vez en un reportaje, algo increíble para mi, pero que de algún modo me llevo de vuelta a mi niñez, a los días en que solía preguntar por el pasado a mi papa, ese papa que me aconsejaba siempre mirar hacia adelante, y al que ahora en mi adultez no hago caso y vuelvo mi rostro como la mujer de Lot hacia atrás (ojala no me vuelva estatua de sal como ella, oj ala o sea como dirían los árabes: quiéralo Ala)... digo: que la enfermera declaro en el programa de Nelson Castro: que Evita le había ordenado que tomara algo de la caja fuerte del coronel...
Y yo le había dicho... (decía ella):
-Que ¡no!, señora...mire que si me pilla el Coronel... ¿que hago?!...
-Vos anda nomas, que el coronel duerme la siesta a esa hora y no te va a ver... y la clave para abrir la caja es...y toma eso que esta adentro y entregaselo al edecan para que se lo de a la viuda... ella es una viuda que tiene ocho hijos...
Y yo ¡le robe al coronel Peron!-afirmo la enfermera.
¿Ocho hijos?- pensé mientras la oía...
¿ocho hijos?
¿Se estaba refiriendo acaso a la mama de mi papa? ¿a Isabel Gomez de Acosta?
¿a esta viuda de ocho hijos?
¿que es lo que Evita le quería dar en su lecho de muerte a mi abuelita? ¿que?
En la primera foto se ve a mis papas recién casados junto ella... en la segunda foto grupal a la mama de la Bety Duarte recien casada con mi primo el Chichi Duarte...sentados al costado de la abuelita Isabel atrás al lado del tío Jose que lleva en brazos a una de sus tres hijas mujeres, mi papa.
Y entonces recordé lo que el Papy me contaba de lo que había hecho el en el pasado en San Juan cuando fue el terremoto (enero de 1944)...
Y solo entonces relacione lo que el me dijo: con esto que decía la enfermera de Eva.
Mi papa "Tarzan de los monos" ademas de leer en ingles todos aquellos libros de ese amado personaje: amaba otro autor, y otra historia... esa que relataba Un bello gesto...
P.C.Wren nació
en Devonshire, Inglaterra, en 1885. Tras cursar estudios en Oxford se alistó en
la Legión Extranjera francesa en busca de aventuras. Tras su vuelta a
Inglaterra, se instaló en una casa de campo y, en 1924, publicó la obra que le
ha dado fama universal, Beau
Geste, un clásico de la novela de aventuras, adaptada al cine en varias
ocasiones. A estas novelas seguirían otras muchas desarrolladas en escenarios
exóticos. Beau Geste comienza con el relato de un oficial francés, acerca de un
extraño suceso acaecido en el pasado. Acosado por los tuaregs, un puesto de
avanzada situado en Zinderneuf solicitó refuerzos urgentes. Cuando las tropas
llegaron al fuerte pudieron observar que había numerosos legionarios apostados
en sus almenas; pero no se movían ni respondían a sus llamadas, y los refuerzos
no tardaron en comprobar que estaban todos muertos en sus puestos, colocados
allí por alguna mano invisible.
¡Mi papa era un romántico incurable...!
-El sargento se me acerco aquella noche cuando regrese, a pesar de que estaba de franco, al cuartel en el que hacia mi servicio militar (caballería) en Mendoza para ponerme a disposición y prestar ayuda en el terremoto que acababa de suceder en San Juan... y me dijo en el oído pero casi gritándome: -¡Pero que b...ludo!
Me destinaron, como a muchos otros, al cementerio de San Juan, nuestra misión era la de acarrear muertos y ponerlos en pilas y ahí nomas: prenderles fuego, para que no se contaminaran con enfermedades, la población civil que había quedado con vida... a mi me toco cortarle la pierna con un hacha a uno... a la noche se veía las fogatas que habíamos hecho y no podíamos dormir porque la tierra seguía temblando bajo nuestros cuerpos recostados en las bolsas para dormir... con mucha intensidad...
Cuando terminamos como premio nos dijeron que podíamos regresar a casa...
Yo no veía las horas de estar nuevamente con mi mama que era viuda... no había podido cumplir con su deseo de ver a su familia en Mendoza... ¿sabes Anita? la Navidad del '43 fue la Navidad mas triste de mi vida... pregunte pero nadie me quiso decir como llegar... quería ver a la familia de mi mama en Mendoza y pasar la fiesta con ellos pero termine pasándola solo en un banco de una plaza...
Las mendocinas eran muy bellas pero muy antipáticas y desconfiadas y allí termine yo: ¡jamas me voy a olvidar de esa noche yo!.
Los bomberos cuando terminamos nuestra labor en el cementerio de San Juan, nos ordenaron a todos que nos desvistiéramos y nos dieron un baño con sus mangueras... dolía el agua en nuestros cuerpos desnudos, pero estaba feliz porque pronto regresaría a Tucuman con mi mama.
Y después, me contó algo que solo escuchando a Maria Eugenia Alvarez, y asombrosamente comprobándolo en una búsqueda que acabo de hacer por internet ... he relacionado con la historia de mi papa...
-¿Sabes Anita?, cuando iba a regresar a Tucuman conocí a una hermosa mujer que me invito a que la acompañara a Buenos Aires porque tenia que cobrar una herencia... pero yo no quise, porque mi mama era viuda y yo era su hijo menor y el único soltero y era a mi al único que tenia ella y hacia tanto que no la veía, que le dije que no.
¿Seria Evita aquella bella mujer?- me pregunte.
Y hoy me senté a buscar mas información de Evita y ¡oh! asombro: yo no podía relacionarla con San Juan a Ella: porque la hacia juntando fondos y conociendo a Peron en Buenos Aires...
Y aquello de la herencia: se me ocurría que era ella (la bella dama que había conocido antes de su regreso mi papa), la que la iba a cobrar... no mi papa...
Mi abuela a causa de la muerte de mi abuelo que había quebrado debe haber pasado algunos apuros económicos...para colmo mi abuelo le había ocultado el fallecimiento de su papa ( mi bisabuelo Gomez asesinado en el norte de Argentina ) seguramente para que no sufriera y solo se lo dijo años mas tarde.
Mi padre no sabia como había ocurrido eso del crack de la Bolsa... y que de repente de ser tan ricos pasaran a estar tan pobres...
Entonces leyendo veo que Evita viajo tres veces a San Juan...
Eva Perón vino 3 veces a San Juan. La primera, en enero de 1944,
a ver con sus propios ojos lo que dejó el terremoto de 1944 en la Provincia. La
segunda, el 10 de abril de 1949, como primera dama y junto a Juan Domingo
Perón, para inaugurar la primera fase del ahora dique San Emiliano en medio de
un impresionante baño de popularidad. Y la tercera, el 31 de mayo de 1950, para
el funeral del entonces gobernador Ruperto Godoy. El recuerdo de su paso por la
Provincia, a 60 años de la desaparición física de Evita, que se cumplen este 26
de julio.
1944: La necesidad de un pueblo
Cuesta
encontrar registros de la primera visita de Eva a San Juan y de cómo la
Provincia fue lo que la unió con Juan Domingo Perón, simplemente porque estuvo
signada por el terremoto de enero de 1944, símbolo de destrucción para todo el
país. Quien relata la conexión de la Abanderada de los Humildes con los
sanjuaninos es Tomás Eloy Martínez, en su obra “Las vidas del General”,
memorias extraídas de cuatro días de entrevistas en 1970, durante el exilio en
Madrid. El siguiente es el relato del libro, parafraseando a Perón.
“Conocí a Eva después del terremoto de San Juan, en enero de 1944. Desde la
Secretaría de Trabajo y Previsión traté de movilizar a mucha gente, para que
colaborara en la ayuda a esa ciudad, donde había 8 mil muertos. El Ministerio
de Guerra, en el que me desempeñaba como jefe de Secretaría (de hecho,
subsecretario), envió mantas y carpas para esa pobre gente. En Trabajo y
Previsión pensamos en una colecta. Llamé a gran cantidad de artistas de cine,
teatro y radio para que la hicieran en las calles de Buenos Aires. Eva vino con
ellos. Los artistas, con su modalidad y mentalidad diferentes de las de todos los
demás, prestaron su entusiasmo, pero sólo un grupo reducido quedó para
organizar el trabajo. Y de ese grupo, la más activa fue esta chica, que me
llamó de inmediato la atención. Eva se fue a San Juan por su cuenta, en uno de
los aviones de médicos, y desde allí trajo la impresión de lo que pasaba y de
cómo se podía ayudar mejor”.