Llegábamos a la casa de la tía Cuca, que nos recibía amorosa en la puerta de su casa en la avenida Avellaneda y Tula.
Luego de esquivarle al tio apodado por mi "tio molesto" que intentaba a toda costa retorcerme la nariz al grito de: ¡esta es mi ñatita!, ¡esta es mi ñatita!... procedíamos a ver si podíamos hablarle por teléfono a nuestra sobrina Beatriz (que en realidad era mayor en años que sus tías, al menos que la Nelly y yo)... acomodábamos las valijas en el dormitorio que la tía tenia para nosotras y ahí nomas y como estaban sus hijos adolescentes el Raulito y el Bocha íbamos a pegarles con nuestras almohadas riéndonos para que ellos nos alzaran como a avioncitos y nos hicieran dar unas vueltitas en el aire...
Aquel verano no veíamos las horas de reencontrarnos con la Bety... porque tenia juegos que nosotras no teníamos (como aquel famoso de Mis ladrillos o el otro ese del cerebro luminoso que contestaba preguntas). Ella había quedado huérfana de mama al nacer... la partera que oficio de tal en la casa, al parecer estaba apurada y tiro de la placenta o algo así... la cuestión es que cuando ella dijo que sentía sueño todos pensaron que había sido por el esfuerzo y nadie se dio cuenta que en realidad tenia una hemorragia interna... que se la llevo al cielo dormida a la pobrecita...(en la foto Martin Duarte Acosta (Chichi) la abuelita Isabel y la mama de Beatriz cuyo nombre no recuerdo pero creo que era de origen francés)
Yo cada vez que nos volvíamos a casa lloraba y pataleaba porque quería que la Bety se viniera a vivir con nosotros.
Aquí la Nelly y nuestra nueva travesura:
Llegamos a la casa de la calle Blas Parera y corriendo nos fuimos al fondo... allí en un árbol colgaba un cartón para hacer tiro al blanco...
Era un rifle calibre veintidos largo que cada una de nosotras o sea Susana, Diana, Beatriz y yo fuimos cargando y a nuestro debido turno disparandole al blanco... pero cuando le llego al turno a la Cherry... le dijeron que no... que se habían acabado las balas... así que hicimos (las dos) como que nos habían convencido, pero entre ambas cuando no nos vieron, tomamos el rifle y lo volvimos a cargar a la espera de alguna distracción: para que la Cherry pudiera jalar el gatillo...
Recuerdo que mi mama estaba con la Nelly sobre la mesa del comedor calzandole sus zoquetes para irnos... y entonces salio de su habitación el Rolo (el otro hijo de la tia Tere) amenazante (desde luego en broma) y diciéndole ya vas a ver te tiro ¡te tiro...! apuntándole y la Cherry y yo a gritarle:-¡No, que esta cargada!...
-¡No! que esta cargada...
-¡Mentira!.. te tiro...¡te tiro! dijo- y disparo...
Y disparo y mi mama no dijo nada... y ¡no se! fue un milagro: porque el estaba apuntándole a la Nelly desde unos dos o dos metros y medio... pero no se adonde fue a parar la bala...
Creo que nos fuimos en silencio todos... no recuerdo mas...
Lo de la balita que doblo la esquina era uno de los dos chistes tontos que siempre nos contaba el doctor amigo de mi papa ¿como era posible que hubiera doblado?...
Y el otro era queres que te cuente el cuento de nunca acabar...-no... yo no te dije que dijeras que no...yo te dije que dijeras si querías que te cuente el cuento de nunca acabar...y así hasta que nos cansaba!
El Rolo aparece en la foto solo la mitad de su cuerpo arriba sus papas: el tio Martin Duarte y la tia Teresa Acosta de Duarte.
Yo diría una balita que «por fortuna» no fue. Afortunada, porque no llegó a herir a nadie...
ResponderEliminargracias por leerme... y si afortunadamente... doblo la esquina.
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